LAS EMOCIONES
Como seres humanos, todos queremos ser felices y estar libres de la desgracia. Todos hemos aprendido que la llave de la felicidad es la paz interna. Los mayores obstáculos para la paz interna son las emociones perturbadoras como el odio, el apego, el miedo y la suspicacia. Mientras que el amor y la compasión son las fuentes de la paz y la felicidad – Dalai Lama
Sentir emociones es lo que nos hace humanos.
Los mamíferos sí podemos sentir, y más allá de cualquier otro mamífero, los seres humanos podemos racionalizar lo que sentimos.
Pero más allá de si las emociones se deben cambiar o simplemente aceptar y hacer pequeños cambios de rumbo, me gustaría hablarte de ellas, profundizar en su conocimiento, desde mi propia experiencia.
Esta mañana, después de la meditación de cada día, estaba desayunando y he sentido que hoy debía hablarte de las emociones básicas. Qué son, para qué sirven. Ahondar un poco más en cada una de ellas.
Podemos partir de cuatro emociones primarias: El miedo, la rabia, la tristeza y la alegría, cada una de ellas con su propio color e intensidad. Por ejemplo, dentro del odio estaría la tristeza o la depresión. O dentro de la tristeza el rencor o la depresión.
Lo cierto es que cada emoción es única y es la expresión de algo concreto que ha sucedido.
El miedo
Aunque ya hablé de él en mi anterior post, me gustaría volver a recordarlo en este apartado. El miedo está relacionado con el instinto de supervivencia y lo sentimos cuando nos vemos en peligro o sentimos que algo no va a salir bien. Esta emoción tan primaria te puede paralizar, hacer que salgas corriendo o incluso que ataques en respuesta a un posible peligro. Todas ellas son respuestas naturales pero, ¿son todas útiles? Pongamos dos ejemplos:
- Estás a punto de ser atropellado en un accidente de tráfico. Lo normal es que el miedo haga que salgas corriendo antes de que el coche llegue a ti. El latido de tu corazón se acelera y tus músculos se ponen en tensión
- Si necesitas apoyo para iniciar un nuevo proyecto, a pedir un aumento de sueldo o, incluso a hacer un examen, salir corriendo o quedarte paralizado no van a ser respuestas adecuadas ni saludables.
¿Crees que el miedo tiene el mismo sentido o es igual de necesario en las dos situaciones anteriores? ¿Qué significa esto, entonces?
Significa que el miedo se puede racionalizar en determinadas situaciones. Debes sentirlo, saber que está ahí, pero no dejar que se apodere de ti. Al fin y al cabo, el miedo te preparara, te activa, te pone sobre aviso. Y eso es bueno siempre que no te paralice.
Dentro de este mismo grupo podríamos incluir la ansiedad, el estrés, la incertidumbre, el pánico o el terror. Si lo piensas, verás que todas son emociones derivadas del miedo.
La rabia
La rabia es una emoción que aparece cuando se sobrepasan los límites, límites que son únicos y exclusivos para cada persona.
Y es que sentir rabia en sí mismo no es malo. Se trata de una emoción adaptativa que nos ayuda a marcar límites o a expresar enfado por una situación concreta. El problema es cuando la rabia se expresa mediante violencia, actos más acordes a emociones como el rencor, el odio o el resentimiento.
La tristeza
La tristeza va asociada a la pérdida en general. La pérdida de un ser querido, de algo material o de un valor personal. Valores como la confianza, las creencias o la libertad. Si la tristeza va acompañada de llantos es indicativo que hay sufrimiento. Y sentirla, vivirla y expresarla es algo necesario, nos ayuda a sanarla.
A través de la tristeza conectamos con los que sufren, con las personas que hemos perdido, con lo que hemos dejado atrás. El problema no es sentir tristeza. El problema es llevarla al extremo y que llegue a convertirse en depresión.
Es muy difícil huir de las emociones, suelen venir cuando menos te lo esperas.
La alegría
La alegría está relacionada con la satisfacción y con el deseo de vivir de manera permanente en ella. Nos sentimos alegres cuando las cosas van bien, cuando amamos, cuando conseguimos algo importante. Apreciamos lo que tenemos y disfrutamos el presente.
La alegría es una emoción contagiosa y saludable. Sabemos que estamos alegres porque nos sentimos bien y parece que todo va bien. Sin embargo, no olvidemos que se trata de una emoción básica más, tan necesaria como las otras tres.
«Las emociones no son predecibles y eso no gusta»
Lo primero que solemos hacer desde el mundo «civilizado» es tratar de dominar las emociones, controlarlas o querer eliminarlas. Y, en mi opinión, ahí radica uno de nuestros principales problemas. Siempre buscamos cosas externas para “taparlas” o “olvidarnos de que están “. Pero lo que de verdad debemos hacer es aceptar las cosas tal y como son y aprender a gestionar las emociones.